Los primeros niños bielorrusos llegaron ayer a Sevilla y ya están con sus familias de acogida Sevilla - 23/06/2008
De la expectación a la alegría. Muchas emociones había ayer a la llegada de los niños bielorrusos, los cuales son acogidos por distintas familias dentro de los programas que llevan a cabo diferentes hermandades de la ciudad y la provincia. Hasta 378 niños llegarán de Bielorrusia a lo largo de esta semana, aunque ayer ya aterrizaron los primeros y acudieron a las hermandades de la Cena, los Panaderos y el Dulce Nombre, en la capital, y a San Benito en Castilblanco, la asociación rociera Nueva Mairena y la parroquia de La Algaba.
En diversos actos en las respectivas hermandades, los niños y sus padres de acogida se encontraban, algunos por vez primera y otros por quinta, y muchos sin poder ceder a la emoción del reencuentro. En total pasan en Andalucía unos 40 días, en los que, además de disfrutar en las casas de sus padres de acogida, también tienen previstas muchas actividades, como excursiones a la playa y a Isla Mágica, entre otras.
La Hermandad de la Sagrada Cena fue una de las primeras que contó con los jóvenes bielorrusos y ya desde un rato antes de su llegada los nervios estaban presentes en los padres y en los monitores que se encargan de vigilarlos en las excursiones y actividades.
Una de las primeras en llegar fue Paqui Heredia, quien junto a su marido acoge a una niña de 11 años desde hace cinco. "Es una experiencia muy bonita y que exige responsabilidad", comentaba la madre de acogida, que añadía que "son unos niños muy educados". El programa se desarrolla para el saneamiento de estos niños, en un grave riesgo de contaminación a pesar de que desde el accidente de la central nuclear de Chernobil hayan pasado más de veinte años, quienes además reciben reconocimientos médicos por parte de la clínica Infanta Luisa, Santa Isabel y los colegios de médicos y odontólogos.
Además, la comida y la diversión no les faltan a los niños bielorrusos durante su estancia y muchos regresan a su país con varios kilos más. "Verónica no comía de nada, pero llega aquí y le gusta hasta el pescado", apuntaba Paqui Heredia, quien recordaba que la niña "se va con cinco o seis kilos más". "Les encanta venir y disfrutan con las excursiones a Isla Mágica y a la playa, y a los monitores los dejan echos polvo", recordaba esta madre de acogida.
Tanto a los primerizos como a los experimentados se les notaba la ilusión en los rostros, más si cabe cuando por fin aparecieron los pequeños, "con un carácter especial", como señalaba Salvador Guerrero, que también destacaba que "son niños cariñosos y agradecidos". Salvador y su esposa Paz Soto tienen dos hijos y aún así llevan tres años en el programa de acogida, con lo que se juntan tres en casa que "lo pasan bien y se tratan como hermanos".
Otros que se mostraban entusiasmados con la llegada de los pequeños eran Carmen Cabrera y Antonio Fernández, quienes desde hace cinco años acogen a una niña de 12. Su relación es tan buena que han estado en Bielorrusia, donde la mayoría de los niños no cuentan con un nivel de vida nada sano ni aconsejable, tanto en la ciudad como en el campo. "Algunos tienen problemas de salud, pero aquí comen y disfrutan unos días de la piscina y la playa", comentaba el matrimonio.
La estancia veraniega ya ha empezado para estos niños bielorrusos y sus familias de acogida, aunque otras hermandades como la Macarena, Montesión, la Paz y la Estrella, entre otras, esperan aún que lleguen a partir de mañana.
Bosco Ferri
Diario de Sevilla
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