martes, 21 de abril de 2009

Terapia y desahogo para las madres

Los grupos de apoyo psicosocial se extienden por la provincia de Sevilla como ayuda para educar a los hijos.
Bosco Ferri Actualizado 04.03.2009.

"Nosotras somos madres de las que se gastan el dinero en el teléfono móvil para saber dónde están nuestros hijos por la noche". Con esta frase se expresaba una de las participantes en el Aula de Familia II, uno de los seis talleres de apoyo psicosocial, éste dirigido a padres y madres con hijos adolescentes, que organiza la Delegación de Asuntos Sociales de Sanlúcar la Mayor y que imparte la psicóloga Concha Pérez."Los padres no quieren venir a este grupo y son 11 mujeres las que participan habitualmente, una hora y media cada semana durante seis meses", explicaba Concha Pérez, que desde 1999 desarrolla este programa de habilidades parentales y de atención a la familia que subvenciona la Diputación Provincial. "Con el paso de los años han ido mejorando los cursos y evolucionando, y, por ejemplo, en este grupo hay mujeres que llevan cuatro años participando", apunta la psicóloga, que reconoce que las reuniones son además de contención emocional. "Venir aquí nos sirve de terapia porque nos desahogamos", señalaba una de las madres, la mayoría de ellas con hijos adolescentes de comportamiento especial, bien agresivos, desmotivados con los estudios o con otros problemas familiares.El resto de grupos con los que trabaja Concha Pérez son el Aula de Familia I para padres y madres con hijos de edad infantil -en los que sí participan los padres-, dos talleres de autoestima, uno de apoyo al cuidador y uno pionero de trabajo con adolescentes problemáticos. Este último lleva poco tiempo realizándose en el Instituto Lucus Solis y la coordinadora trabaja de momento en el control de la agresividad, con guerras de cojines y otras actividades."En éste y en todos los grupos trabajo sin estrategia común ni plan cognitivo, ya que cada grupo tiene su diferente realidad y cada familia es un mundo distinto en el que varían muchos factores", afirmaba Concha Pérez, quien también cuenta con una hija de 11 años. "Las madres de este grupo tienen hijos de entre 11 y 30 años, y todas tienen en común la conflictividad diaria, el choque generacional y las dificultades en la comunicación y la tolerancia", resumía la psicóloga.Problemas como los estudios, el horario de llegada a casa de noche, el alcohol, las botellonas, las drogas, el sexo, el aborto, la sobreprotección o los castigos físicos son, entre otros, los temas de conversación en estas reuniones de madres de adolescentes. "Lo primero que hacemos es ponernos en situación, aunque aquí se conocen todas las madres y también a los hijos, por lo que comentamos lo que les ha sucedido durante la semana", explica Concha Pérez sobre las reuniones, donde a veces realizan otras actividades como proyecciones de vídeos."Ellos tienen que comprender la responsabilidad que tienen hacia sí mismos y saber que no pueden comer tanto chocolate, aunque les guste", señalaba esta psicóloga sobre el trabajo educativo diario con los hijos, en el cual a veces hay cierta "incongruencia y falta de constancia en las normas". "Los niños siempre ponen a prueba a los mayores y buscan que flaquees o también fisuras en las decisiones de los padres, que no siempre están de acuerdo", razonaba Concha junto al grupo, a la vez que intentaba que las madres recordaran su juventud y no trataran de moldear a los hijos a su gusto o semejanza.

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