martes, 2 de junio de 2009

Ayuda ante la compulsión

En la iglesia de la Resurrección se reúne el grupo Ave Fénix, que busca soluciones ante su abuso compulsivo de la comida.
Bosco Ferri Actualizado 18.05.2009

"Es duro levantarse por la mañana y empezar a pensar en comer, y así de esta forma irse el día". Así se expresaba una de las participantes en las reuniones del grupo Ave Fénix, que lleva funcionando en Sevilla diez años, y que desde hace dos se reúne dos veces por semana en la iglesia de la Resurrección con el objetivo de superar su adicción compulsiva ante la comida. Estos comedores compulsivos anónimos forman una asociación a nivel mundial que cuenta con un programa de ayuda basado en el de alcohólicos anónimos, "enfermedad que la sociedad sí reconoce". El programa tiene una parte física, otra emocional y otra espiritual, con lo que se busca "estar sereno, en paz y llevar una vida equilibrada, evitando estar nerviosas y enfadadas".Esta ayuda está destinada a las personas que se sienten mal consigo mismas y comen, normalmente a escondidas, con un resultado peor para ellas mismas, tanto física como psicológicamente, aunque muchas de ellas no sean conscientes de su problema."Aquí llegamos hartos de médicos y psicólogos que sólo nos dicen que no tenemos fuerza de voluntad", comentaba otra de las personas afectadas, que añadía que "también llegamos al principio desesperadas, con mucha inseguridad y miedo, y aquí encontramos respeto, que es algo fundamental".Estas reuniones son muy importantes para estas personas, al igual que guardar el anonimato, ya que es una enfermedad vergonzosa ante los demás, dada la presión social, "pero aquí nadie te juzga ni se espanta con historias, y sí tenemos la necesidad de compartir experiencias y también de comprensión".Evidentemente, estas personas comen a diario, pero cuentan con un plan especial de comidas, evitando los llamados alimentos compulsivos, diferentes en cada una, bien chocolate y otros dulces, u otros alimentos salados, y saliendo del bucle atracones-dieta. "No es sólo el hecho de perder peso, aunque es lo primero, pero los kilos de más son sólo la punta del iceberg del problema", apuntaba otra de las participantes en las reuniones de este grupo, que cuenta con personas que amadrinan a otra para seguir su proceso diario, formando una red de apoyo."Tendemos a aislarnos y quedarnos solos en casa a comer, pensando que el mundo está en contra nuestra, sin salir ni trabajar ni hacer nada, sin ganas de vivir, por lo que es importantísimo salir del aislamiento", reconocía una miembro del grupo, que sin embargo añadía que "intentamos tomarlo con humor, ya que venimos a recuperarnos y no a machacarnos, ya que esto es un programa de vida, en el que es importante la aceptación personal de no estar delgadas".Aunque la lucha de estas personas es larga, los planes se reducen al día a día, resultando un triunfo el salvar cada uno sin comer compulsivamente

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