Han pasado ocho años desde aquel día, jornada de reflexión de las Elecciones Generales celebradas el día siguiente y, quizá en parte, el día en que España volvió a partirse en dos mitades. Sólo dos días habían transcurrido del mayor atentado terrorista sufrido en nuestro país, ocurrido en Madrid, donde murieron más de cien personas y resultaron heridas otras miles, y solamente un día de la mayor muestra de solidaridad y condena a la violencia de la historia de España, donde millones de personas salieron a la calle de sus ciudades y pueblos para manifestar su apoyo a las víctimas y su rechazo unánime a lo sucedido.
Pero la unanimidad no duró ni sólo un día entero. Los partidos políticos, PP y PSOE, se encargaron de ello (principalmente el primero). Si ese 12 de marzo lloró hasta el cielo, en forma de lluvias torrenciales por todo el país, las lágrimas se nos secaron rápidamente cuando escuchamos al portavoz del Gobierno, Eduardo Zaplana, destacar que “parece que algunos quieren descartar que haya sido la banda criminal y asesina ETA”. Esta intervención pública, que mi madre y otros miles de personas afines al Partido Popular niegan que ocurrió, sucedió sin embargo ese 13 de marzo de 2004, cuando los medios de comunicación de todo el mundo ya hablaban del terrorismo islamista y de Al-Qaeda como más que posibles impulsores de esa barbarie. Además, Ángel Acebes, ministro de Interior, añadió que "nadie tiene ninguna duda de que ETA quería atentar antes de las Elecciones".
La reacción de los ciudadanos no se hizo esperar. Miles de personas, menos que el día anterior, salieron a la calle a protestar contra las mentiras del Gobierno, principalmente en las diferentes sedes del PP. Es más que probable que detrás de estas manifestaciones estuviera el Partido Socialista. Yo no lo creí en su día, pero tras ocho años de repetición del mismo discurso por parte de los medios de comunicación conservadores he creído al menos considerarlo factible y, por lo tanto, horroroso. Incluso una fuente tan conocida como la Wikipedia hace referencia a este hecho por la pasividad de la Junta Electoral. “Entre los tres días que acontecieron entre los atentados y la victoria socialista, se acusó y se acusa aún hoy en día, a varios miembros del entonces gobierno popular de declarar en varias ocasiones que había indicios para pensar que ETA había colaborado a cabo la matanza. Mientras tanto, en pleno día de reflexión electoral, se celebraron manifestaciones ante sus sedes acusándoles de mentir, hecho que no fue condenado por la Junta Electoral ni por los demás partidos. Posteriormente, tras avanzar la investigación, se descubrió la implicación de una célula islamista radical en el atentado”.
Llegó el domingo 14 de marzo, día de las Elecciones Generales, y el PSOE logró la victoria, arrebatándole el poder al PP (algo que escoció mucho a este partido político, que se define a sí mismo en sus estatutos como “de centro reformista”). José Luis Rodríguez Zapatero fue nombrado presidente del Gobierno y sucedió a José María Aznar en el cargo. Cabe recordar, llegado a este punto, que Aznar apoyó de forma abierta y notoria a los presidentes de Estados Unidos y Gran Bretaña, George W. Bush y Tony Blair, respectivamente, en la intervención militar en Iraq (rechazada por la ONU ) en busca de armas de destrucción masiva, unos meses antes. Zapatero, líder socialista en la oposición, tomó el discurso del “No a la guerra”, apoyado por el sector intelectual y cultural del país, así como por millones de personas que se manifestaron en su día en España en contra de esa intervención militar.
Por tanto, reconocer ese día 13 de marzo que los extremistas islámicos habían ejecutado el atentado era reconocer un error que el PSOE y la ciudadanía le habían advertido previamente al Gobierno del PP. ¿Entonces por qué camino optó este partido aún en el poder? Pues por mentir abiertamente y decir que era ETA, la banda terrorista e independentista vasca, la autora de los atentados. Además, este discurso del PP, ya en la oposición, y de los medios de comunicación más conservadores (El Mundo, Veo 7, Intereconomía, Telemadrid…) no varió ni un ápice en los ocho años posteriores a la masacre, ni siquiera después de cerrarse la investigación judicial y la comisión de investigación del Parlamento, donde ambas concluyeron que ETA no había tenido nada que ver con lo sucedido en Madrid el 11-M, si acaso ser contemporáneos de Al-Qaeda y violentos como ellos. Siempre queda un pequeño margen de duda sobre si esas investigaciones han llegado hasta el final, pero la relación con ETA aún no ha sido probada. Me parece fenomenal que algunos periodistas sigan buscando pruebas conspirativas fehacientes, pero lo peor es que el PP aún no se ha retractado de sus primeras declaraciones informativas. Aznar incluso comentó: “-No hay que buscar a los autores en lejanos desiertos…”.
El discurso siguió esa línea porque, según el PP y sus medios afines, el atentado del 11-M y, sobre todo, las manifestaciones del día 13 de marzo en las sedes del PP provocaron la variación en el voto de miles de ciudadanos, lo que dio la victoria en bandeja al PSOE. Es probable que tras esos terribles días mucha gente cambiara el voto, pero yo no conozco a nadie. En mi entorno familiar, laboral y de amistades, los que iban a votar al PP lo votaron igualmente y los que tenían pensado el voto al PSOE lo hicieron así también. Por mi parte, no tenía ninguna intención de votar a ninguno de esos dos partidos y seguí con mi decisión ese domingo. Pero quizá hubo gente que sí le influyó lo ocurrido, no lo dudo, esos votantes indecisos que se supone son los que dan la victoria a uno u otro partido durante los últimos 30 años de democracia. Lo que no veo lógico ni aceptable es que de estas hipótesis, posiblemente ciertas, se saquen conclusiones erróneas.
Una de las conclusiones del PP es que el PSOE provocó que los ciudadanos culpáramos directamente y principalmente al PP de los atentados del 11-M, pero se equivocan: de lo que fueron culpables y aún no han reconocido fue por mentir conscientemente ese 13 de marzo. Otra de las conclusiones fue, siguiendo la línea de la autoría de ETA, la connivencia del PSOE con esta banda terrorista, con la que se habían sentado a negociar en varias ocasiones cuando gobernaba Felipe González, entre 1982 y 1996. A esto se une además la negación por parte del PP de conversación ni negociación alguna con ETA cuando gobernaba José María Aznar (1996-2004). Otra mentira.
Hoy en día, 13 de marzo de 2012, Zapatero ya no es presidente del Gobierno y, desde noviembre de 2011, lo es Mariano Rajoy, quien fuera ministro del Gobierno del PP esos años y candidato a las Elecciones Generales de 2004. Pues bien, ocho años después, yo, como ciudadano español, aún espero y deseo que el Partido Popular se retracte de lo dicho el 13 de marzo de 2004 y asuma que mintió a los ciudadanos al comunicar, el día de reflexión de las Elecciones Generales, que había sido ETA la que estaba detrás de los atentados del 11-M en Madrid, en vez de los terroristas islámicos. Si no lo hace, no estará legitimado para gobernar ni puede contar con mi respaldo como Gobierno ni como partido político al haber traicionado los valores de la democracia, la Constitución y el Estado de Derecho.
Por tanto, desde mi humilde blog espero poder difundir estas ideas para que lleguen al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a través de las redes sociales, tan de moda en los últimos tiempos.
Bosco Ferri.
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